viernes, 9 de abril de 2010

¡Cuánto egoísmo!

Siempre he entendido la amistad como una actitud generosa, como una relación de ida y vuelta, como un compartir sin exigir, como un dar sin esperar nada a cambio. Es una balanza que a veces se inclina en una dirección y otras veces en otra.

Ayer se lo decía a un amigo: con los míos, con los que quiero, soy pesada hasta la extenuación. Un poco de cómo estás por la mañana, un beso de buenas noches porque no he podido llamarte, un mensaje de hola qué tal a mitad de semana porque intuyo que está siendo difícil, una llamada a destiempo sólo para que sepas que estoy ahí, un poema escrito a trompicones porque no sé decir lo que me angustia o me hace reír, un apretón en la cintura a contrapie en un pasillo para que notes cuánto te extraño, un mensajito en fin de semana para que sepas que no me olvido.... Pesada hasta la extenuación. Pero supongo que mis amigos, los de verdad, saben apreciarlo.

Y, por supuesto, no espero lo mismo. Porque en esa balanza que es la amistad algunos se encuentran en el platillo elevado porque el fiel de la balanza se inclina hacia mi lado. Y es como debe ser. Seguro que en otra ocasión la balanza irá al contrario.

Sin embargo, hay dos "amigos" que acaban de saltar del platillo. Con una pequeña ayudita por mi parte, claro.

Que veinte años no es nada, decía la canción. A. sigue siendo tan egoista como en su juventud. Requiere mi compañía sólo para él. Nada de compartirme con otros amigos. Nada de salir en cuadrilla. Nada de pensar en mis necesidades. Sólo viene cuando él lo necesita.

I. y compañía también han saltado del platillo. Ahora es mi decisión. Sí, la mía. No se puede contagiar tanto desprecio a quienes supuestamente tenemos la obligación de educar. El tiempo pondrá a cada cual en su sitio.

Dicen que la gente del norte somos muy cerrados. Que cuesta mucho hacerse con nosotros. Pero cuando alguien consigue tocar nuestro corazón es para siempre. Eso si no decidimos, después de una y otra vez de aguantar desplantes, impertinencias y maldades, no decidimos cerrar la puerta de casa. Porque, eso si, cuando la cerramos también es de forma definitiva. A., I. y compañía..... nunca más.

Y como el mundo está tan lleno de egoísmo, que mis amigos amigos amigos de verdad sepan que los quiero. Y que mañana disfrutaremos juntos todo lo que podamos.

4 comentarios:

  1. asi es la vida ...Lamia....

    Unos dan otros esperan...hay que poner en la balanza lo que a uno le interesa...

    Valorar a los amigos...con sus cosas buenas y malas...y medir en la balanza

    BESOS

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  2. A veces hay que poner a cada uno en su sitio porque algunos se creen que la amistad es sólo para cuando a ellos le interesa y no se dan cuenta de que la misma puerta por la que entraron pueden salir.
    Un abrazo

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  3. Hay un viejo dicho en los trabajos, a saber: o poner la carretilla boca arriba o ponerla boca abajo", si les pones la carretilla boca arriba a los echadores de basura, puuuueeeessss...

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  4. Celebrador.... trabajos, relaciones, amistad... parece que en todos los sitios es igual.

    Leo..., efectivamente. Salir rapidico.

    Azul, a los amigos hay que aceptarlos como son, evidentemente. Y no hay balanza que valga. El problema es cuando uno cree tener amigos, vive como así fuera, y de repente descubres tu equivocación y tomas conciencia de aquellas personas, a quienes tu considerabas amigos, no son sino coincidentes y "aprovetxateguis".

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