El viernes leí “Dora Soñadora”. Hoy ha sido “La Cenicienta que no quería comer perdices”. A ambos cuentos he llegado de la mano de Chema y de ambos extraigo valiosas enseñanzas. No voy a ahondar en el cuento soñado y dibujado por el autor del “Bestiario Ilustrado de Aragón”. Sin embargo, si que me gustaría apuntar algo sobre esta nueva interpretación de La Cenicienta. Las autoras de la historia, que la escriben a instancias de una institución que trabaja con mujeres maltratadas, hacen una relectura del cuento cuestionando el papel que la sociedad ha dispensado tradicionalmente a las mujeres. A esas niñas que desde pequeñas han soñado con encontrar a su principeazul y que, con los años, aprenden a vivir sin él “a pesar de que cuesta muchos dejarlos, es tan difícil dejarlos que a veces repites hasta dos y tres príncipes más”, tal y como se cuenta en “La Cenicienta que no quería comer perdices”. Y sigue asegurando que, después de dejar al príncipe, dejó los zapatos y las perdices.
A pesar de los años y de los fracasos, hay muchas mujeres que siguen buscando príncipes que viajen con ellas en la carroza, zapatitos de cristal que se adapten a unos pies cansados de hollar caminos áridos y empinados, y perdices tiernas con las que agasajar a sus amados. Esas cenicientas modernas deberían leer, tal y como yo he hecho, un cuento que habla de un hada basta que aparece cuando sabemos decir basta. De una mujer que monta un restaurante vegetariano con sus amigas. De una mujer que recupera a la Bella Durmiente y a Blancanieves de un sueño inducido por los fármacos. De una mujer que consigue que Pinocho deje de mentir. De una mujer, en definitiva, que recupera el control de su vida.
Y como de recuperar se trata, vuelvo a escribir. En este comienzo del mes de noviembre, un tiempo oscuro y nebuloso donde los haya, retorno al hayedo. No sé si me quedaré una temporada o vengo sólo de paso. Sin embargo, la necesidad de pisar esa alfombra de hojas esponjadas por el musgo, el ansia de oler la humedad del alba me han traído de vuelta a un lugar del que nunca debí salir. Vuelvo además porque, en este mes de noviembre, necesito el calor de mis amigos, esas palabras de aliento que me acompañan.
La foto, aquí
Muy interesante este libro...me ha gustado mucho todo lo que has expuesto sobre él
ResponderEliminarMe alegro que hayas vuelto ...
Un beso
¿Verdad que el cuento de "la Ceni" es una maravilla?..me parece un material perfecto para una charla (con slideshare incluida, que los dibujos no hay que perdérselos)en el instituto. Y en el cole. Y entre amigas...una joya.
ResponderEliminarComo nuestra Dora. Ah, ese cuento es un auténtio sueño.
Besos querida, no sabía que habías vuelto. Me alegro un montón.
Gracias por seguir conmigo.
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