Siento de nuevo el frío. Por eso me ha gustado este poema de Fernando Sarria.
En el aeropuerto de Nuuk sólo existe el frío,
un horizonte blanco donde reposar la mirada
y alguna silueta de oso paseando en la lejanía.
Es posible que en Groenlandia
el silencio sea parte del continente
y que tenga un perfil contenido,
duro pero sereno
aunque queme como todos los silencios de la tierra.
En el adviento de las despedidas
podemos embarcarnos,
naufragar entre los abrazos que no nos daremos
y sabernos en esta soledad
que dan los aeropuertos
donde nadie te viene a despedir,
o cuando llegas y sólo la luz de las farolas te esperan
recordándote que todavía es invierno en el hemisferio norte.
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