sábado, 11 de abril de 2009

Los personajes

Era de madrugada. Estaba segura. Antes incluso de haber abierto los ojos sabía de la oscuridad. De la negrura que rodeaba la estancia. Una sombra que hacía juego con su interior. Un vacío que se veía intensificado por el frío que la rodeaba. Y todo ello a pesar de que la noche anterior, antes de acostarse, había tenido la precaución de colocar una manta extra, por encima del edredón que, desde que la memoria permitía recordar, había decorado su cama. La casa estaba completamente en silencio salvo por el tic tac del reloj que presidía el salón y que, sólo para confirmar su certeza, acababa de marcar las tres de la madrugada.

A pesar de su insomnio se resistía a abrir los ojos. Prefería seguir soñando despierta. A pesar del frío. Eso era lo que tenía volver al Norte. Aunque la primavera había asomado haciendo que los árboles empezaran a despertar del largo invierno y lucieran pequeños brotes en grados distintos de verde, el frío había vuelto de manera inesperada. Cogiendo a la naturaleza completamente desprevenida. Justo cuando empezaba a prepararse para un nuevo verano, la nieve, el frío y la escarcha volvían con toda su crudeza. Y el manto que tanto hielo posaba sobre ella la dejaba exánime y sin fuerzas.

Con los ojos cerrados, arrebujada entre las mantas, no quería pensar en la mañana siguiente. No quería pensar en el silencio, en las ausencias. No quería pensar en nada más. No quería recordar que él se había ido.

6 comentarios:

  1. Pero seguía caliente bajo su manta y su edredón. De repente se dió cuenta de que allí sola, con sus recuerdos de la infancia era todavía igual de feliz, y aquél por el que había llorado su susencia, poco a poco, se difuminaba como la escarcaha con los primeros rayos de sool...
    Me parece un buen FINAL.

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  2. Más bien parece el final de una peli del Oeste, Carlos: la silueta del jinete recortándose contra el horizonte... Besos.

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  3. Bueno, yo de pequeño leía a Marcial Lafuente. Seguro que algo quedó... jeje.
    De todos modos algunos finales hay que elegirlos entre muy pocas alternativas.

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  4. tal vez este otro se adapte más a tu estilo:
    "a pesar de los vanos intentos por no recordar, los sentimientos traspasaban la tela, muelle, de su colcha, anegando su memoria de dulces recuerdos, y abriendo la espita de la lágrima dura y salobre que le escocía en el alma más que en la boca. La cama se hacía grande, muy grande, sin poder sentir su cuerpo pegado a ella y la distancia insalvable entre sus pensamientos y la vida real, se convirtió en un abismo cuyo única posibilidad de ser salvado le llevaba a depender una vez más de la fuerza del amor...
    Si tampoco te gusta me apunto al taller...

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  5. Dicen algunos escritores que algunas historias tienen su propio final. Independientemente de lo que tu pretendas escribir, los personajes llega un momento en que cobran vida y no siempre van por donde tu desea.

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  6. Menos mal que yo no soy escritor, de lo contrario los monstruos que surgirían - al cobrar vida - serían una plaga. Dejaré que tus personajes elijan entonces cuándo acabar sus historias...

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