Esa franja indefinida que separa la noche del día hace que la mente se meza al amparo de los sueños.
Entre las nubes, que arropan las montañas protegiéndolas del frío de la madrugada,
el horizonte ha trazado un recuerdo.... dulce, muy dulce.
Y noviembre ha cambiado su cara, como la hoja a la que el cierzo impulsa,
mostrando primera su cara y más tarde... mucho más tarde, su envés.
La naturaleza y sus aparentes caprichos siempre nos ofrecen un punto de reflexión. Saludos.
ResponderEliminarEste mes, además, es muy propicio para ello.
ResponderEliminarme gusta esa combinación de palabras. se siente tan natural.
ResponderEliminarMuchas gracias, David. Vuelve cuando quieras. Serás bien recibido
ResponderEliminar