miércoles, 25 de mayo de 2011

De cambios y apestados


Desde hace tres días me he convertido en una apestada para algunos de mis compañeros y conocidos. Los que me llamaban dos y tres veces al día, los que me escribían montones de correos, los que cruzaban pasillos y salones para venir a saludarme ahora se mantienen alejados de mi camino, evitan las llamadas de teléfono y, por supuesto, ya no me escriben.

Dicen que es en las situaciones de crisis cuando realmente conoces a las personas que te rodean. Mi vida laboral acaba de entrar en crisis como consecuencia del deseo de cambio expresado en las urnas por los ciudadanos. Eso me ha permitido comprobar (ya lo intuía hace algún tiempo) la falsedad de muchos de los que me rodeaban. Y al mismo tiempo ratificar el cariño de muchos otros.

Esta misma crisis me ha deparado grandes sorpresas. Una positiva: Aquella que me ha dado quien me quiso una vez, asegurándome que donde yo no llegue, acudirá él. Otra negativa: La que me ha causado aquél a quién yo quise y que me ha dejado huérfana cuando más lo necesitaba. 

Las cosas cambian. Y hay que adaptarse. Las crisis ayudan a colocar las cosas en su sitio. Además, cuando se cierra una puerta, siempre se abre una ventana. 

La foto, aquí

4 comentarios:

  1. Uy moceta, querer a quien no te quiere y, en cambio, no querer a quien sí te quiere es un hecho frecuentísimo en la humana-naturae ¿o no lo ves así?

    ResponderEliminar
  2. Quizá esas personas que hacen como que prescinden de ti son gente prescindible. Ánimo.

    ResponderEliminar
  3. ya sabes que tenemos pendiente una cerveza, ánimo!!!

    ResponderEliminar
  4. La Humana-naturae es muy complicada, efectivamente, amigoplantas.

    J., por supuesto. Gracias.

    A ver si lo conseguimos, jagui. Empieza a ser un clásico.

    ResponderEliminar