Serendipity

Serendipity o serendipia. El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua no recoge el término serendipia. Sin embargo, la wikipedia asegura que serendipia deriva del inglés serendipity, neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754 a partir de un cuento persa del siglo XVIII llamado «Los tres príncipes de Serendip», en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip (que era el nombre árabe de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka), solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades.

Casualidades son las que hacen que dos personas, en una película protagonizada por John Cusack y Kate Beckinsale, a partir de un encuentro casual vayan encadenando casualidades hasta llegar a un final impensable en el que la serendipia, la chiripa o el destino juegan un papel determinante.

Creemos que las cosas ocurren por casualidad. Sin embargo, somos nosotros los que, con nuestras acciones, vamos dibujando la senda por la que discurre la vida. Nuestras decisiones, nuestros descartes, nuestras opciones, todo tiene una consecuencia que hace que nuestra vida tenga finalmente un destino en la mayoría de los casos inesperado.

Sin embargo, a veces se dan casos reales de Serendipity (me gusta más el término inglés que el neologismo hispano que ni siquiera recoge el diccionario). Casualidades que propiciamos nosotros u otras personas que desconocen las consecuencias de la serendipia que recrean.

Cuando uno es capaz de aceptar esto, la felicidad está mucho más cerca.

Imagen: Serendipity, de Lynne Taetzsch